viernes, 5 de septiembre de 2008

Araceli González, de MISEVI, nos comparte


VISITA A CHAPULTEPEC, SELVA LACANDONA

Araceli González, de Misevi, nos comparte su reciente experiencia.

Como parte de la formación de los catequistas en la zona tseltal de Chiapas, se impartió en la selva lacandona el Curso sobre “Fe y Política”, en la Comunidad llamada Chapultepec

Nuestro equipo (formado por 6 misioneros) se trasladó, en una pequeña camionetita a 150 km de Ocosingo, por una brecha sinuosa. Después de la camioneta iniciamos el camino a pie.

El primer paso era armarse bien: Botas de hule y cabeza cubierta para resguardarse del sol… Así empezamos nuestro caminar, cuando enseguida nos topamos con los problemas del camino, lodo y más lodo. Vinieron a nuestro encuentro algunos hermanos comisionados para dirigirnos y acompañarnos. Fue una bendición de Dios!! Nos ayudaron a cargar el material

Mientras tanto, nosotros seguimos “mano con mano” nuestra difícil travesía: El calor húmedo, insoportable!!; buscando siempre el mejor sitio para pisar; las manos ocupadas alejando varas y matorrales; el sudor escurriendo por tu cabeza y para colmo los zancudos picoteándote los brazos. Felizmente, apareció un hermano a caballo y se llevó todas nuestras mochilas, sólo quedamos con lo más ligero.

Cada vez era más denso y pesado el lodo acumulado en las botas En las “arenas movedizas” en que caminábamos en más de una ocasión era necesario pedir ayuda para rescatar el calzado o los propios pies (no es broma!!).

Así seguimos nuestro andar… transcurrían las horas y se desgastaban nuestras energías. Si no ha sido porque nos llevaron el equipaje completo, habríamos desfallecido en pleno ascenso a la Comunidad. El ejemplo de gente bajando de otras comunidades con pesados costales o incluso mujeres embarazadas o cargando al niño en el rebozo y su carga en otro bulto nos animaba. Otro hermoso motivo de admiración, es la belleza de los paisajes, uno no se cansa de contemplar tanta majestuosidad.

Finalmente, llegamos a las 10:00 de la noche, ya sin aliento, a nuestro destino. La Comunidad se encontraba aún reunida para esperarnos y darnos la bienvenida. Lo primero, sentarnos un poco, descansar y tomar agua.

La presentación ante la Comunidad de Chapultepec fue muy emotiva. Viendo nuestros rostros cansados, los hermanos no hacían sino dar gracias a Dios porque habíamos conseguido llegar con bien y nos daban las gracias también a nosotros porque no nos importó el lodo o la difícil subida, nos importaba estar ahí y compartir con ellos toda la semana. Ciertamente, ésta fue la fuente que nos alimentó para no desfallecer, el encuentro con Jesucristo a través de nuestros hermanos indígenas.

Para nuestro regreso teníamos todo previsto (después de que llovió toda la semana, sabíamos que por lodo no pararíamos!!). Despertamos a las 5:30 con tal de salir frescos y con buen tiempo. Ahora el equipo incluía una vara firme para caminar con seguridad y, casi conseguimos “esquiar” sobre el lodo. Y como está de moda romper records, rompimos el propio: hicimos sólo 4 horas de pura bajada.

La Misión Ocosingo-Altamirano comprende 360 comunidades y ésta es una más de las que voy conociendo. La Hermana Juanita, encargada de esta zona de la selva, dice que faltan muchos brazos para seguir trabajando, y añade: “y misioneros que les guste el lodo”.